El lenguaje de una entidad fragmentada, su verdad, su amor y su dolor Autor: Mtro. Fernando Martínez Moreno

A pesar de aquello por lo que ha luchado a través de cada etapa de mi existencia, siempre he padecido de aquello que muchos dan por sentado en aquellos puntos de partida de la vida humana, dándose como un simple capricho de suma inocencia sin embargo dicho elemento o variable emocional definiría la trascendencia o la decadencia de toda entidad, teniendo que vivir en carme propia los estragos de la ausencia de dicha virtud, desde aquel punto, aquel instante en el cual mi razón y sentido de la realidad fuese concebido en forma voluntaria e involuntaria. Durante aquellos años en los cuales mi mente, corazón y alma se venían inundados por aquellos estímulos visuales y auditivos sobre aquellas narrativas relacionadas a la virtud y el encanto del amor en todo su esplendor fueron generando en mi ser toda clase de ideales, sueños, anhelos y esperanzas sobre aquel sentimiento sobre aquella sensación de fantasía, dulzura y dicha elemental, no obstante en cierto modo, forma y manera, la realidad llega a superar gradual y totalmente a la ficción en cada escala de la realidad a la cual desde un comienzo me sentía yo ajeno a todo contexto de esta. Aquellos sueños del obtener el elemento y factor del amor en un contexto del poder experimentar aquello que mis contemporáneos de aquellas etapas de mi niñez y juventud experimentaron gradualmente, me fue radicalmente negado por diversos aspectos, cuestiones y circunstancias incluyendo a que en cierto sentido la esencia y naturaleza de mi existencia ha resultado una total rareza para todos aquellos con los que he interactuado en cada escenario de mi vida. El tiempo transcurrió y el destino quiso que pudiese cumplir con aquellos ideales del conocimiento, la verdad y la trascendencia llegando a escalar y evolucionar de forma bestial y prodiga para muchos y un tanto anormal para otros, sin embargo todos y cada una de las batallas, retos y desafíos librados y superados, fuesen para mí un mero deporte a comparación de lo que aun mi mente, mi corazón y alma anhelaban más que a nada en toda realidad y existencia habida y por haber, siendo de nueva cuenta el conocer y experimentar el sentimiento y la virtud del amor de una pareja, algo que buscaba convertir del ideal a una inevitable realidad. Fue por ello que buscaba mediante diversas fuentes el cómo hacerme de tal factor elemental, a lo cual durante los primeros años de mi juventud fuese una búsqueda incesante, algo que se convertía en una mera obsesión por obtener, lamentablemente todos aquellos destellos de esperanza, posibilidades y esfuerzos por hacerme de tal ideal y concepción, habían sido inútiles. De nueva cuenta el tiempo transcurrió, la existencia, el destino o quizás la coyuntura misma justo en aquel año en el cual comencé la parte final de mi preparación teórica en el cual aquella chica, aquella musa llego a mi vida de forma sorpresiva siendo una circunstancia extraña y mágica, justo en aquel punto en aquel instante en el cual yo me hallaba lleno de rencor y odio debido a aquella realidad y sociedad indiferente a la cual jamás he podido comprender y aceptar, justo en aquella época, en aquel espacio cronológico espacial en donde bajo el manto y el hábito de la tribu urbana me encontraba inmerso en un mar de dolor y amargura sin poder sentir calidez alguna por nada de lo que yo pudiese lograr en todo ramo de lo que solía apasionarme ya que todo aquello comenzó a perder todo significado, siendo en aquel punto en el tiempo, un muerto en vida. Fue ahí donde por causa o consecuencia de aquella coyuntura, ella vino a mí siendo alguien sumamente especial que trajo dicha y luz a mi existencia sombría y decadente, estando yo antes de ella implorando el alivio de morir. A partir de aquel momento a pesar de las dificultades el que aquella chica, mi musa e inspiración me dio un gran motivo para seguir existiendo y por el cual luchar y retornar al ruedo de batalla para volver a la batalla para ser el paladín de mi princesa, mi amada musa, mi alfa y omega. Fue a través de aquel punto cuando ambos éramos tan jóvenes que el sendero existencia fue una serie de desafíos a los cuales ambos fuimos afrontando y superando de forma gradual, siempre contando con su amor y apoyo ante los momentos más duros y decisivos de aquellos años de batalla en la búsqueda de consolidar nuevos ideales de superación, para poder ser una entidad digna y merecedora de mi gran y amada musa, ya que desde que me dio la dicha de tomar su mano, tenerla en mis brazos y probar la delicia y dulzura de sus labios, jamás me he sentido digno y merecedor de ella, ya que para mí, mi musa es y representa mucho más de lo que yo merezco o pueda llegar a merecer alguna vez en mi existencia llena de batallas caóticas y ante la naturaleza y esencia poco ortodoxa con la cual he nacido. Cada reto y objetivo en el cual me he visto involucrado, lidiado, sufrido y superado, ha sido meramente por causa de ella, por quien siempre he buscado ser el mejor en cada etapa y en cada aspecto de mi formación personal y profesional, buscando el obtener el máximo nivel en el desarrollo de ser alguien apto y digno de su compañía y de su amor, sin embargo el destino y la coyuntura fueron poco compasivos con aquel amor que ella y yo habíamos compartido, sin embargo lo que sucedió después fue más allá de toda imaginación probable e improbable. Fue en aquel punto de mi existencia, donde por causas del destino aquel amor llego al mero ocaso donde experimente el mayor dolor que un ser viviente pueda sentir, sin embargo lo peor estaba por venir. Poco a poco comencé a sentir los estragos de aquella dura y dolorosa perdida, no era secreto para mí que el vínculo afectivo establecido por quien fuese mi musa y yo no solamente fue el aguaviva que me salvo de mi propia destrucción y fragmentación múltiple de todas y cada una de las fibras de mi ser, sino que fue y represento la parte humana y su calidez que impedía que el poder y fuerza que había adquirido a través del manto de la batalla y la guerra me consumiese y me convirtiese en algo y alguien peor que un monstruo rapaz e infernal. A falta de ella y de todo lo que represente, mi mayor temor y terror en toda la realidad múltiple han comenzado a convertirse en una pesadilla hecha realidad, no solo he comenzado a regresar a ser un muerto viviente, sino que mi mente, mi corazón y alma han sido brutalmente fragmentados dejando un flujo de oscuridad y descomposición gradual y ascendente, estando en una estado entre la vida y la muerte, una total y verdadera tortura y locura sin igual. Años de batalla y lucha sin parar para alcanzar aquel grado máximo de trascendencia, poder y fuerza sin igual por el bien el honor para ser digno de ella y ahora todo aquello se ha convertido en una maldición que me consume y me desintegra a cada instante, mermando vorazmente mi parte humana hasta que esta ya no exista. No sé cuánto tiempo de racionalidad y cordura me quede antes de que aquella forma e identidad del caos me haya consumido en su totalidad, únicamente puedo llevarme aquellos momentos en los cuales por algún momento e instante me sentí humano, me sentí en dicha y me sentí en paz, ahora debo partir de esta realidad donde nadie pueda verme ni escucharme mientras aun me quede algo de humanidad, aquella fuerza y entidad del caos pronto se hará del control total de mi forma física, la cual ha transmutado de forma bestial y una vez deje yo de existir, solo dios sabe y sabrá de lo que aquella entidad y ser son y serán capaces de hacerle a la realidad.

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