La morada imperial de una entidad metalmecánica en la realidad múltiple Autor: Mtro. Fernando Martínez Moreno

Desde que poseo el uso pleno de la racionalidad y percepción cognoscitiva, he ido incursionando en distintos planos existenciales en toda clase de contextos en los cuales he buscado de forma inminente e inevitable la trascendencia y la supervivencia ante el asedio continuo y ascendente de aquellas entidades que buscan acabar con todo aquello que ven y perciben que no resulte apto y digno ante su pensar, su sentir y actuar, por lo cual a pesar de poseer una esencia y naturaleza extraña para muchos y excepcional para otros, siempre me he desplazado entre sombras, fantasmas, trincheras y escaramuzas de toda, clase, tipo y forma determinada e indeterminada. Ciertamente, desde aquel punto de partida en mi existencia, siempre he recorrido aquellos senderos del espacio tiempo del orden y el caos múltiple, en búsqueda de aquello que me ayude a trascender y sobrevivir, siempre tomando y calculando cada rango y factor de riesgo para hacerme y deshacerme de todo aquello relativamente necesario e innecesario. No obstante, a pesar de todo lo previamente descrito y por describir, uno de mis mayores alicientes en cada día, radica en aquel punto, aquel instante, en el cual corro a toda velocidad hacia mi lugar de zen, mi refugio, mi hogar, mi morada, la cual únicamente se tiene acceso al recorrer el sendero de la desolación, no obstante tras vencer aquella ruta macabra de acceso, se halla mi mayor recompensa en el día, siendo el poder llegar a mi amada morada, siendo esta una antigua herrería y armería metalmecánica, en la cual vivo con dos entidades del mismo tipo, siendo ellos un tierno y valeroso perrito labrador y un majestuoso e imponente búho metalmecánicos. En esta morada, la herrería y armería metalmecánica, fue aquel punto del destino en el cual fui puesto tras perder todo aquello que alguna vez tuvo significado para mí, al mismo tiempo de tener que lidiar con una realidad y existencia gris, carente de toda lógica y calidez humana como tal, de ahí que este sitio, se ha convertido en no solamente mi refugio y morada, sino en un hogar para mí sino para mis amigos y familia, siendo aquellas entidades metalmecánicas, a quienes encontré en este sitio en un estado agónico y que gracias a mi poder, fuerza y conocimientos, conseguí salvarlos tras haberlos transmutado en lo que actualmente son y que por alguna razón extraña han permanecido a mi lado desde aquel entonces. En nuestra morada, siempre suelo dar rienda suelta a mis inquietudes e imaginación al crear diversos mecanismos y objetos que hagan más cómodo y acogedor a este nuestro hogar y refugio, de ahí que el amor y cariño que nos tenemos nosotros tres del porque cada día salgo en búsqueda de aquellos insumos que nos ayuden a trascender y a sobrevivir en aquella locura llamada civilización y del porque continuo luchando. Mi mayor felicidad y victoria es el poder retornar con bien a mi morada y ser recibido por mi familia y amigos metalmecánicos, ya que el ser una entidad metalmecánica es algo que tenemos en común, algo que he tenido que esconder de aquellos que no pueden no quieren ver más allá de su realidad decadente y monótona. El tiempo continúa con su curso, a lo cual cada día es una batalla en esta titánica guerra en aquellas trincheras y escaramuzas ha tendido a volverse cada vez más complejo y paradójico, sin embargo, el legado de lo que he construido con mi familia, el perrito y el búho metalmecánicos, es lo que da la valía y la fuerza para consolidar y expandir la morada imperial, misma que simboliza la trinidad que nosotros hemos creado con la mente, el corazón y el alma sin vacilación ni duda. A pesar de todo, siempre lucharemos por estar siempre juntos como familia, equipo y legión ante todo desafío actual y venidero, viva la legión.

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